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Somos mujeres, somos etnohistoriadoras…

  • revistapapalotl
  • 18 mar
  • 8 Min. de lectura

Entrevista a la etnohistoriadora y latinoamericanista Yollolxochitl Mancillas


Llegamos a la Secretaría de Relaciones Exteriores y nos esperaba Yollo en el piso 16. Ahí, entre documentos burocráticos, cuadros que nos evocan a América Latina, y ventanales que dejan ver gran parte del Centro Histórico, nos sentamos a platicar con una de las que consideramos una gran etnohistoriadora y maestra. Yollo nos dió clase de Etnohistoria Andina y Etnohistoria de América, con ella ampliamos nuestro panorama sobre el uso de fuentes para la investigación, y aprendimos que lo etnohistórico siempre puede ir más lejos. Ahora es Jefa de Departamento en la Dirección General para Centroamérica y El Caribe, así que la visitamos para que nos contara cómo ha sido para ella ser egresada de esta licenciatura, el campo laboral, y ser feminista en un ambiente como lo es la academia.

Yollo estudió la licenciatura en Etnohistoria en la ENAH, es maestra, doctora en Estudios Latinoamericanos y mamá. Ha impartido clases en varias instituciones y como muchas de nosotras, se ha enfrentado a la precariedad laboral: 


“En el periodo del post-covid, los mercados laborales se hiper precarizaron y de larga data la antropología ha sido poco valorada en los mercados laborales, en cierto sentido no hemos sabido ofertar nuestro trabajo, aún más en la etnohistoria pues no hemos definido nuestra formación como tal. La pandemia vino a aumentar los rezagos académicos y el porcentaje de mujeres etnohistoriadoras que nos titulamos no abona a romper el techo de cristal.”

Además de hablarnos sobre lo difícil del mercado laboral, Yollo reflexiona con nosotras sobre el componente género-raza-clase en la competencia laboral y sobre el ser mujer, titularse y ejercer; los embarazos, los trabajos de cuidados, y demás cuestiones que los colegas varones no atraviesan cotidianamente. Trabajar, estudiar, maternar, titularse, todo al mismo tiempo hace que a las mujeres no se les haga tan fácil titularse y buscar un buen trabajo.

Sus temas de investigación son las migraciones, y hace la puntualización de comprometernos con nuestros temas más allá del escritorio, y a no romantizarlos, pues ella actualmente colabora en el Área de Perú y Venezuela gracias a su formación en Estudios Latinoamericanos y hace especial mención de lo difícil que es tratar estos temas por fuera de la oficina; la migración ha crecido y ya no son sólo varones migrantes, sino también mujeres e infancias quienes se añaden a la lista cada vez más seguido. 

Para ella, la etnohistoria ha sido una herramienta muy importante que le ha ayudado a entender éste fenómeno conectando pasado y presente y así tener un panorama más amplio de las políticas exteriores y no sólo de América Latina, sino estas dicotomías que se nos ponen enfrente en la actualidad de civilización/barbarie, hablando por ejemplo del genocidio palestino. 


¿Cómo dirías que influyó la etnohistoria en tu vida laboral?

En un mundo globalizado como todo este background que les di hace rato, la etnohistoria nos da herramientas para analizar cómo los procesos históricos impactan en las relaciones internacionales y en la política actual. Las declaraciones del presidente anterior tuvieron una repercusión, o sea como nosotros en este momento mantenemos una relación unilateral con Perú y Ecuador. Lo sucedido en Ecuador es un en caso sui generis que está requiriendo un análisis político, pero es un caso que no se había dado, la toma de una embajada. Yo hice mi tesis sobre la canonización de Malverde de etnohistoria y yo pensaba eso por ejemplo el proceso ecuatoriano, como ha crecido el narco, a ellos le pasó en 3 años lo que a nosotros en 30.  Entonces ahora Ecuador pues es todo ese espacio, pues es una zona de paso, México ahí podía haber generado buenas prácticas en muchos sentidos. Pero entonces vemos gobiernos autoritarios y que Ecuador prefirió copiar otros modelos como el de Bukele.


Hay nuevos horizontes que tienen qué ver con cómo estudiamos la etnohistoria. Las últimas agendas mundiales tienen este tema del desarrollo sustentable, hay personas en los espacios de la etnohistoria que se han dedicado a estudiar desastres naturales, el cambio climático y la  diplomacia climática es algo que está ahorita discusiones, de aquí al 2030 vamos a estar escuchando que muchos países van a tener en sus agendas de programas nacionales tal dipplomacia, y yo creo que ahí también podría entrar alguna colega  porque sí he visto que hay gente que tienen este diálogo con la biología, ecología y otros temas.

 

¿Cómo aplicas la etnohistora a tus investigaciones actuales?

El tema de la política exterior es algo que nos convoca a todas, se está discutiendo sobre el tema que propone México desde la política exterior feminista y es súper interesante porque nosotros este año fuimos sede del encuentro de la política exterior feminista, hay una agenda que trabajar y ya tenemos un libro de diplomáticas mujeres, pero ahora quien va a medir la investigación de impacto de las políticas exteriores feministas. Creo que sería bueno que una etnohistoriadora se pudiera incluir, insisto hay demasiado trabajo, pero hay que buscar de qué manera lo vamos a cobrar.  

¿Qué le dirías a las generaciones actuales que estudian etnohistoria?

[Pienso que] Es necesario que alguien con formación en etnohistoria se inserte en estos espacios como la cancillería, incluso en el servicio exterior mexicano, porque es necesario discutir política exterior desde la lente de la etnohistoria [pero también] una etnohistoria con perspectiva de género y crítica, porque si se trabaja desde este pensamiento crítico, si pensamos que es transformador y crítico, porque no pensaríamos en introducirnos a dependencias de gobierno, aunque suene contradictorio para generar ya en la praxis esos cambios, que no se queden en un libro, en una tesis, que sea trascendental. Dejar el trabajo de escritorio, entender las causas estructurales, yo llevo un programa prioritario de aquí pero tengo que ver de qué manera se va a adaptar al contexto histórica, geográfico de cada país, por ejemplo: nuestra agencia de cooperación mexicana lleva los programas de salud y de jóvenes a otros países, yo creo que funcionaría mejor si va alguien como un antropólogo, pero también un etnohistoriador tiene las herramientas para hacer un contexto histórico del lugar pero también para hacer una etnografía, un trabajo breve de observación participante. Y bueno, justo no en un contexto diplomático esto, pero comprender la historia y las culturas con las que trabajamos son esenciales para diseñar políticas y estrategias efectivas. Yo también creo que la etnohistoria es un campo de batalla político, en el que podríamos aportar, tener la capacidad de analizar y respetar particularidades culturales de cada contexto, agregar profundidad a la labor en el espacio de la política exterior.

 

Sobre la docencia ...

No he querido dejar de dar clases, he tratado de buscar algunos espacios que sean negociables con este trabajo (la cancillería) que es de tiempo completo, que no hay un horario de salida, seguir haciendo investigación y por fortuna hay algunos espacios donde me lo han permitido. A mí la docencia me dio las herramientas para salir de la inseguridad de transmitir de manera oral, que parece algo muy simple , pero que a nosotras siempre nos ha costado más trabajo, porque quienes levantan la mano y los que tienen las opiniones válidas son los compañeros desde el aula hasta la experiencia profesional, entonces yo encontré en la docencia ésa parte que me brindaba la seguridad para querer transmitir las ideas, que muchas veces esa es nuestra inseguridad y que sin duda es un tema de género que tenemos que que trabajar mucho porque nos quedamos calladas aunque nuestra opinión sea mejor, lo malo es que una no entiende que quedarte callada en el aula va a ser el futuro de tus espacios laborales.

 

Desgraciadamente el nivel de lectura en las aulas ha disminuido, ya no leen los estudiantes, no sé si tiene que ver con que ahora las redes  son todo tan inmediato,  que sientes una pérdida de tiempo en leer, pero pensar en la docencia en etnohistoria, porque tenemos que explicar procesos, como les voy a explicar el virreinato sin que termine siendo ese chascarrillo de ciertos personajes de la historia o como les voy a explicar una metodología, de cómo lo van a hacer.

 

Aquí hay una parte que me ha gustado mucho de este trabajo, la secretaría como ustedes saben tienen un acervo grande, un archivo interesante que por cierto hay colegas de la ENAH trabajando y por ejemplo yo no nunca había pensado en los documentos que están en el archivo, los primeros documentos de los establecimientos de relación entre los países y una tarea que tengo pendiente es el establecimiento de relaciones diplomáticas México-Venezuela, entonces hay que hacer este trabajo en archivo y eso se refleja en un acto en consolidación en la relación, se reafirman los lazos de hermandad entre los países.

 

Tú pensarías que a partir de todo esto que nos estás contando o sea el programa en  etnohistoria le podríamos agregar, cambiar, que le añadiremos o que le quitaríamos?

 

Hay un avance tecnológico, que nos rebasó a las herramientas clásicas del etnohistoriador,  incluso desde ahora que es tan fácil fotografiar tus documentos, que deseas a lo mejor paleografiar. Meter nuevas herramientas, desde lo técnico pero también necesitamos tener esas materias bases, como fuentes, las historias, pero lo que siempre hemos discutido y de lo que si me gustaría dar más batallas, es que se lleve más metodología, más método etnográfico, que casi siempre llevas hasta octavo. Y eso hace que más colegas se inclinen hacia el archivo, cuando nosotros sabemos que también podemos trabajar con temas del presente. También tenemos que resolver otros temas como los espacios de inserción laboral cómo lo vas a hacer si solo llegas y dices: Soy etnohistoriador, pero cuantos  colegas no terminan trabajando en otros oficios porque no hay campo de trabajo entonces de qué manera lo vamos a diversificar, pues introduciendo nuevas tecnologías para la investigación

 

Ellas, las etnohistoriadoras...

Por ejemplo sensibilizar en temas como en género, porque incluso ustedes y mi generación tienen otros mensajes en el cuerpo, el tema del tendedero, las denuncias, también se resiste al cambio en lo académico, es este patriarcado que no quiere que lleguen estos temas y que tampoco quiere o no están interesados en que las mujeres no agreguemos a estos espacios, y eso es muy caro; quienes tienen las plazas de investigación, quiénes son?  Y desgraciadamente las colegas que logran son a base del triple o cuádruple esfuerzo, siendo excelentes investigadoras. Incluso, porque en etnohistoria no hay etnohistoriadoras, mi única referencia en la academia de etnohistoria es Julieta Valle.

 

Como etnohistoriadora egresada, decir cómo esta formación nos da una perspectiva valiosa a la política exterior y bueno, que vean que  esta formación va más allá como de los límites tradicionales e invitar a insertarnos y explorar caminos o trayectorias laborales poco comunes, a veces sentimos que perdemos las batallas y hacemos otras cosas para sobrevivir, pero también desde donde podemos generar nuevos mercados, pero si me parece importante. No romantizar, porque si estamos muy precarizadas. Cuando somos mujeres en estos espacios nos toca esforzarnos el doble o el triple, pero hay que hacerlo, porque ya es un compromiso. Yo si me siento hoy con un grado de responsabilidad con mi país, también pensar en que espacios podemos resistir y aportar. Las etnohistoriadoras somos todo terreno, aunque a veces se te aparecen los fantasmas, te entra el Malinowsky y ya no quieres hablar con un buen de gente. Pensar en las fortalezas que te dio la ENAH, pero creo que nosotras elegimos esta carrera por una curiosidad, estas ganas de conocer el mundo y cuestionarlo con argumentos válidos y en eso se nos va la vida, en el saber.



 
 
 

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Las Hijas de Coyolxauhqui. Wix.com

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